miércoles, 11 de febrero de 2009

El cine y los caudillos

XXI Festival Internacional de Cine en Guadalajara

El cine y los caudillos

Por Alvaro Sanjurjo Toucon (Jurado FIPRESCI)

El documental mexicano “Acme & Co” presentado en el XXI Festival Internacional de Cine en Guadalajara, coloca nuevamente en primer plano el apasionante tema de la relación entre los caudillos políticos -eventualmente revolucionarios- con el cine.

No se trata de referirnos a films acerca de esas figuras, sino de realizaciones de ficción o documentales donde quienes se desempeñarían, o ya se desempeñaban como líderes, irrumpen como intérpretes; sea representándose a si mismos o bien como actores o incluso extras.

El film “Acme & Co” realizado por Gregorio Rocha, se centra en los hermanos Felix y Edmundo Padilla, exhibidores cinematográficos en el período mudo, quienes a partir de una producción norteamericana previa, crean el film “La venganza de Pancho Villa”, sucesivamente modificado en su contenido e incluso en título a lo largo de los años.

Pero lo realmente fascinante del asunto es que los hermanos Padilla insertaron nuevas escenas a una producción estadounidense acerca de un bandido llamado Pancho López, quien constituye, aunque sin decirlo, una réplica del guerrillero revolucionario mexicano Pancho Villa. La propuesta de los hermanos Padilla incluye tomas realizadas expresamente para el “nuevo” film y también la realización de intertítulos donde la función de estos es principalmente la de relacionar escenas que dada su disímil procedencia no confieren al film la necesaria coherencia y claridad narrativa.

Este material aportado por los Padilla se compone de escenificaciones especiales, pero también de auténticas tomas donde se registran a las tropas y al personaje de Pancho Villa.

Los Padilla recrean un Villa diferente al concebido por el cine estadounidense, y a su manera devuelven al lider revolucionario un sitial que ya ocupara dentro de la pantalla. Pues según documenta la historiadora mexicana Margarita de Orellana en su minuciosa investigación publicada en 1991 con el título de “La mirada circular. El cine norteamericano y la revolución mexicana”, Villa habría “trabajado” para cineastas norteamericanos que se internaran en México a documentar la revolución; recogiendo un material que luego sería interesadamente manipulado por productores hollywoodenses. Ello no fue obstáculo para que un Pancho Villa quizás ansioso del dinero de los “americanos”, quizás deseoso de inmortalizarse en el cine, llegara al extremo –discutido por algunos historiadores- de realizar sus ataques contra el enemigo a aquellas horas en que la luz se mostraba favorable para el trabajo de las cámaras.

Sin embargo se afirma que de los registros norteamericanos de la gesta “villista”, lucen con mayor autenticidad que las escenas registradas en combate, en aquellas otras escenas donde Pancho Villa, una vez logrado el triunfo en el campo de batalla, accedía a simular nuevamente el ataque para que camarógrafos seguros de no afrontar mayores riesgos dieran a su testimonio visual una mayor credibilidad apuntalada por unas cámaras que se atrevían a aproximarse a unos disparos que no eran peligrosos y a unos implacables soldados momentáneamente transformados en inofesnsivos actores.

Y ese mundo extraño, ficticio a la vez que real, es el que también emerge del trabajo de los pioneros Padilla con su film “La venganza de Pancho Villa” acerca de cuya génesis nos habla “Acme & Co.”.

Como señalábamos al comienzo, el film de Rocha se yergue en un nuevo capítulo sobre gobernantes, caudillos y líderes revolucionarios que llegaron a la pantalla por diversos motivos. Una larga historia donde habría que incluir al film español “La malcasada” (1926), de Fco. Gómez Hidalgo, donde los generales Francisco Franco, Millán Astray y José Sanjurjo, entre otros de siniestro recuerdo, se personifican a si mismos como miembros de una burguesía española deseosa de perpetuarse en las áreas de poder. Una historia con capítulos aún no totalmente develados donde también debería incluirse la participación como extra en los films de George Sidney “Bathing Beauty” (l944) y “Holiday in Mexico” (1946), de un juvenil Fidel Castro que aún no había ingresado en las lides revolucionarias americanas. Ese mismo Fidel Castro que, años más tarde, también irrumpiría como extra en el cine mexicano, aunque ahora en compañía de un joven compañero de lucha llamado Ernesto “Che” Guevara.

Francisco Franco fue atraído por el cine y tras su fugaz aparición en “La malcasada” devino en libretista de “Raza” con el seudónimo de Jaime de Andrade. Fidel Castro fue atraído por el cine e impulsó con destacado vigor el cine cubano revolucionario, pero poco o nada se sabe de su presencia en películas estadounidenses y mexicanas. Pancho Villa fue atraído por el cine por motivos harto controversiales y esa presencia cobra una nueva dimensión con los aportes de la despareja y atractiva “Acme & Co.”. El gusto de los gobernantes por el cine, ya sea apareciendo directamente en él o impulsándolo no es un fenómeno extraño y con diferente huella la cinematografía ha recogido la impronta que en ella también dejaran Hitler, Mussolini, Stalin y de modo más indirecto un Franlkin Delano Roosevelt que sin actuar estampó su signo en buena parte de la filmografía de Frank Capra. Ronald Reagan y Arnold Schwarzenegger también podrían integrar este texto que no es sino la tenue aproximación a un tema mayor, ahora convocado nuevamente en el XXI Festival Internacional de Cine de Guadalajara por “Acme & Co.”.

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