domingo, 16 de agosto de 2009

Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay, apuntes para una historia

Apuntes para una historia de la Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay

por Alvaro Sanjurjo Toucon

- Orígenes

La Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay fue fundada en 1952. De ello da testimonio un artículo publicado en Internet por la página “Lazos” (año 2, num. 13) que tomando como fuente fch@ucu.edu.uy al reseñar la trayectoria de Homero Alsina Thevenet, señala: “Fue cofundador y presidente de la Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay (1952)”.
Una revisión de la prensa de la época puede confirmar el dato e incluso documentar sobre los miembros de la entidad entre los que se hallaban el referido Alsina, Emir Rodriguez Monegal, Gustavo A. Ruegger –todos ellos vinculados al diario “El País”-, José Carlos Alvarez –de “La Mañana”-, Julio R. Cravea –de “El Día”- y varios otros de no menor importancia.

- Los premios: un testimonio

En el documentado catálogo “Cinestrenos” (fácilmente accesible en Internet), erudito complemento del libro “Función Completa, por favor”, ambos de Osvaldo Saratsola -desaparecido miembro de la ACCU, investigador e historiador de la exhibición y distribución del cine en el Uruguay- en el capítulo dedicado a los premios anuales a los mejores films se detalla que estos fueron concedidos de diferentes maneras.
Entre 1960 y 1973, los premios fueron otorgados por la Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay, que en ese período tuvo como integrantes y/o directivos a varios de los señalados precedentemente y a notorias figuras entre los que cabe citar a Jorge Abbondanza, Manuel Martínez Carril, Yamandú Marichal, Jorge R. Solares, Jorge Pignataro, Carlos Oroño y Oribe Irigoyen –estos dos últimos marcharían al exterior- y varios más, según recuerda quien esto escribe asociado a la entidad en 1964.

- El “Círculo”, ese disfraz

Entre 1974 y 1980 –siempre según Saratsola- los premios anuales pasan a ser concedidos por el llamado “Círculo de Críticos Cinematográficos de Montevideo”. El llamado “Círculo” fue el recurso hallado por directivos y socios de la ACCU frente a la represión de la dictadura, cuyas exigencias para asociaciones gremiales de toda índole, entre las que estaba la ACCU, ponían en peligro la actividad de la entidad e incluso a sus integrantes. Los mismos socios y directivos de ACCU conformaron ese “disfraz” llamado “Círculo” continuando con la tradicional elección de los mejores títulos del año, el otorgamiento de “auspicios” a estrenos de calidad, gestión de pases libres para sus miembros y las normales actividades de ACCU.
En 1981 y 1982, la difícil situación política lleva a que ni siquiera el “Círculo” bajo el cual se hallaba la ACCU realizara mayor actividad pública. Los mejores films del año fueron “determinados” –la palabra “elegidos” y “votación” tenían connotaciones que la dictadura consideraba “subversivas” si previamente no eran pasadas por sus filtros- en las llamadas “cenas de camaradería” de fin de año.
La situación para los críticos era compleja. Había palabras que no convenía o no podían incluirse en las notas y varios de sus miembros pasaron por las siniestras dependencias policiales de Paraguay y Maldonado, donde fueron “fichados” e interrogados sobre contenido “político” de algunos films y orígenes de diversos proyectores (buscaban a unos provenientes de la URSS; se trataba de los “Ukraína” de Cine Universitario legalmente importados hacía ya unos 20 años). Quien más asiduamente se vio obligado a visitar aquel sitio fue José Carlos Alvarez, posiblemente por su publicitada trayectoria como ex Presidente de ACCU, cineclubista y crítico del diario “La Mañana” (aunque este periódico tenía orientación oficialista o quizás a causa de ello).

- Fipresci: la tabla salvadora

A partir de 1983 –siempre según Saratsola- los premios anuales de la ACCU pasan a ser otorgados por “FIPRESCI Uruguay”.
Este fue un nuevo subterfugio –si mal no recordamos idea de Jorge Abbondanza- para lograr una existencia “legal” para la ACCU. Se buscó la afiliación a la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) y se funcionó como “Sección Uruguaya de Fipresci”. La permanencia de los viejos socios y directivos de la ACCU y los cometidos de la entidad ratificaron una vez más la continuidad de una institución que careció y carece de personería jurídica y sus estatutos fueron más producto del pragmatismo que de perdidas hojas con reglamentos.
Con el devenir democrático se recuperó la vieja denominación: Asociación de Críticos Cinematográficos del Uruguay, agregándosele con frecuencia la sigla FIPRESCI. A numerosas figuras de los viejos tiempos que aún permanecen se sumó el valioso aporte de jóvenes (y no tanto) nuevos socios. En este último período se incorporan diversas muestras cinematográficas, se realizan cursillos y se da una mayor trascendencia pública a una labor que viene desarrollándose desde hace más de medio siglo y compete por igual a las figuras “patriarcales”, a los “nuevos socios” y a los “novísimos socios”. La ACCU fundada en 1952 continúa viva.

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2 comentarios:

Blogger jm ha dicho...

Cuantos recuerdos, cuantos amigos, tantas visitas a redacción en un Montevideo añorado y querido que los que lo vivieron saben de los que estoy hablando, carajo.-

Hay tanto muerto para resucitar tantas cosas para rescatar, si verdaderamente quisieramos.-

24 de abril de 2012, 4:51  
Blogger Jorge Ramiro ha dicho...

Desde chico he vivido mucho el cine y por eso todo lo vinculado con la critica de diversas películas me gusta para poder comenzar a ver nuevas películas. Recuerdo que cuando pude viajar a la habana vi en el avión increíbles películas documentales que cada vez que puedo las revivo

30 de abril de 2014, 12:30  

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